Cuando abrió el segundo sello, oí al
segundo viviente que decía: Ven.
Salió otro caballo, bermejo, y al que
cabalgaba sobre él le fue concedido desterrar la paz de la tierra, y que se
degollasen unos a otros, y le fue dada una gran espada.
Apocalipsis
6:3-4 (Nacar-Colunga)
"Los cuatro jinetes del Apocalipsis". Viktor Vasnetsov, 1887
En 1914, Vicente Blasco
Ibáñez llega a París dejando atrás su fracasado intento de sacar adelante dos
explotaciones agrícolas en Argentina. Allí quedaba la posibilidad que le había
impulsado a abandonar España; su activismo político consecuente con cuanto había visto como niño y estudiante en
las calles de Valencia: miseria, ignorancia e injusticia. También sus arengas,
encarcelamientos, persecuciones, su “liderazgo entre las filas republicanas”,
su escaño de diputado, su diario El Pueblo contra “el orden anquilosado
de la Restauración”, como registra Emilio J. Sales Dasí en el prólogo de
“Cuentos de la Gran Guerra”, que le considera
“… uno de los escritores
que legó a la posteridad una visión más precisa, y al mismo tiempo más atroz,
de la Primera Guerra Mundial fuera, precisamente, un español (…) dedicó su
pluma a apoyar la causa aliadófila (…) Le impulsaban a ello su declarada
afinidad con una nación que identificaba como cuna de los ideales de libertad y
del republicanismo (…) un conflicto que, en su opinión, surgió como
consecuencia de la prepotencia germana y que aspiraba a instaurar un orden
terriblemente injusto”.
“En el prólogo que
redactó para su edición de 1923 de Los
cuatro jinetes del Apocalipsis, explicaba el novelista que dicha novela
surgió como resultado de la entrevista que mantuvo con Raymond Poincaré. Según
sus propias palabras, el presidente francés le animó a visitar el frente de
batalla, “pero no para escribir en los periódicos. Eso pueden hacerlo muchos.
Vaya como novelista. Observe, y tal vez de su viaje nazca un libro que sirva a
nuestra causa”. Era 1915, y el Presidente francés conocía a nuestro escritor porque había leído Sangre y arena y era amigo de Herélle, traductor de Blasco.
Gracias a Poincaré, puede ver “todo el inmenso escenario de
la batalla del Marne, cuando aún estaban recientes las huellas de este choque
gigantesco. Por sus recomendaciones viví en un pueblecito cerca de Reims, donde
estaba el cuartel general de Franchet d'Esperey, jefe del quinto ejército”.
“La escritura volvería a ser el medio adecuado para
permitir su propia supervivencia”, de nuevo escribirá para la prensa: “Desde
París enviaba a Valencia crónicas y fotografías para que la editorial Prometeo
fuera publicando semanalmente fascículos de su Historia de la guerra europea de 1914. Los cuatro jinetes, Mare
Nostrum y Los enemigos de la mujer
fueron sus novelas “serias” ambientadas en la gran conflagración”.
Los cuatro jinetes del Apocalipsis “pasó
desapercibida” en España. Pero en 1918, Charlotte Brewster Jordan,
estadounidense afincada en Argentina que viaja a España para perfeccionar el
idioma, conoce a Vicente Blasco Ibáñez y le compra los derechos para editar la
novela en Estados Unidos. Charlotte misma traduce la novela,
que se edita en diciembre de 1918. Su publicación es un gran éxito, y se
convierte en el libro más vendido en 1919. Según el Publishers Weekly, Tebbel y otras publicaciones, en ese primer año
se vendieron medio millón de ejemplares.
Fotografía de la revista Life, 1920
El
éxito es arrollador. Conferencias por Estados Unidos, Doctorado Honoris Causa
por la Universidad de Washington, algún medio llega a pagarle a mil dólares el
artículo… Ramiro Reig, autor de Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928). Promotor de
rebeldías, nos instruye sobre su impresionante repercursión:
“Se vendían ceniceros,
corbatas, pisapapeles, con motivos alusivos a la novela, y todo el mundo quería
conocer al autor."
En 1921 se realizaría la versión cinematográfica (sin sonido y en blanco
y negro) en Hollywood, dirigida por Rex Ingram y adaptación de June Mathis. Entre
los actores, uno de los papeles protagonistas fue interpretado por Rodolfo
Valentino, para quien la película resultaría determinante para su carrera cinematográfica.
En el prólogo a su Historia de la guerra europea de 1914 (Prometeo,
Valencia, 1915), escribe Vicente Blasco:
“Nunca se han visto
chocar y morir tantos hombres juntos en un terreno de operaciones tan vasto. La
mitad aproximadamente del género humano está en guerra en estos momentos
directa o indirectamente. De los 1.700 millones de seres que constituyen la
población del globo, 854 millones (entre metrópolis y colonias) se odian y gastan
su dinero para exterminarse (…)
Todos los cambios internacionales aparecen dislocados; las grandes bolsas están cerradas; los pagos entre las naciones (aun aquellas que se mantienen en la neutralidad) resultan difíciles, si es que no están suspendidos; el dinero se ha ocultado; el crédito no existe. ¿Cuánto va a costar esta guerra monstruosa, desencadenada por el imperialismo?..."
Todos los cambios internacionales aparecen dislocados; las grandes bolsas están cerradas; los pagos entre las naciones (aun aquellas que se mantienen en la neutralidad) resultan difíciles, si es que no están suspendidos; el dinero se ha ocultado; el crédito no existe. ¿Cuánto va a costar esta guerra monstruosa, desencadenada por el imperialismo?..."
Félix Vallotton. "Cimetiere Militaire Châlons-sur_Marne", 1917
“La Historia es una
resurrección”, decía Michelet. En la presente Historia no hay que resucitar
nada. Los hombres y los hechos están aún con vida ante nosotros. No hemos de
interrogar a muertos (…) Los que no rodean están vivos o son moribundos que aún
pueden hablar y dicen la verdad de los últimos momentos”.
Tras la Guerra Civil,
“Su memoria fue borrada, sus libros
prohibidos, su familia perseguida y sus bienes incautados. Las obras realizadas
hasta ese momento en el mausoleo fueron destruidas y el solar donde se
asentaba, en un lugar privilegiado del Cementerio municipal. Fue utilizado años
más tarde para construir el crematorio. A pesar de todo ello, sus restos se
conservaron, y reposan en la actualidad en un nicho ordinario, casi anónimo, en
el cementerio civil de Valencia” [biografía escrita por José L. León Roca].
Pero unos años antes, la
República Española había repatriado sus restos desde Francia a Valencia. El 29
de octubre de 1933, con la asistencia del Gobierno de la República, según
recoge Ramiro Reig en su biografía “miles de personas, todos sus personajes,
ocupaban las aceras para decirle adiós.”
Su féretro fue llevado a hombros por pescadores del Grao.
Blasco Ibáñez, Vicente. Cuentos de la Gran Guerra. Libros Clan
A. Gráficas S.L., 2012. Selección y prólogo de Emilio J. Sales Dasí
"Blasco Ibáñez ganó la Gran Guerra". Artículo de Alfons García.
Enlace directo y gratuito a la versión cinematográfica de 1921 de Los cuatro jinetes del Apocalipsis (textos en inglés)
Artículo sobre la película documental “El quinto jinete”, de Enrique Viciano y Rosana Pastor, sobre la figura de Vicente Blasco Ibáñez
Avance de “El quinto jinete” (2014)
Enlace directo y gratuito a la versión cinematográfica de 1921 de Los cuatro jinetes del Apocalipsis (textos en inglés)
Artículo sobre la película documental “El quinto jinete”, de Enrique Viciano y Rosana Pastor, sobre la figura de Vicente Blasco Ibáñez
Avance de “El quinto jinete” (2014)
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