sábado, 16 de julio de 2016

Los bosques de la herrumbre de Aled Rhys Hugues

© Aled Rhys Hugues. 
Pequeñas banderas de Gales como homenaje a los soldados muertos y heridos.

En los bosques de Aled Rhys Hugues, los proyectiles sobresalen de la tierra, desafían el abrazo centenario de las raíces de los árboles, los restos de los soldados de la Gran Guerra hace tiempo que calcifican el subsuelo; los campesinos aran con precaución los campos conocedores de lo que no ha destruido el tiempo. 
© Aled Rhys Hugues. 


Ahí siguen las sinuosidades de las trincheras, las formas onduladas de los búnkeres; se conservan en bosques como el de Mametz, en el norte de Francia.
 © Aled Rhys Hugues. 

Soldados alemanes muertos en un bunker destruido en las cercanías de Guillemont (septiembre 1916). Colecciones del Imperial War Museum.


En su artículo de 7 de julio, Lucy Ballinger nos trasladaba a un lugar muy concreto del tiempo y el espacio: Julio de 1916, Somme, Francia. 

La Batalla del Somme es una de las más caóticas, largas (duró varios meses) y sangrientas de la Gran Guerra. En su inicio se consideraba una ofensiva estratégica y necesaria. 
El 1 de julio de 1916, primer día de la Batalla del Somme, murieron más de 19.000 soldados, y fueron heridos o desaparecieron  casi 38.000.
Los datos de los soldados alemanes son imprecisos, pues al parecer realizaban recuentos cada diez días; se estiman alrededor de los 6.000 muertos en la línea de avance de los británicos.
Una semana antes, la artillería británica había disparado alrededor de millón y medio de proyectiles, y excavado galerías por debajo de las líneas alemanas, rellenándolas con explosivos.

Voladura de la primera galería, 1 de julio de 1916
Colecciones del Imperial War Museum

Para cuando se concluyeron los distintos episodios de esta Batalla (noviembre), el avance británico había sido contenido, adentrándose únicamente alrededor de 8 kilómetros. Las cifras de soldados de todos los ejércitos, escalofriantes.
© Aled Rhys Hugues. 
Proyectiles con carga y detonadores semienterrados entre las raíces de los árboles, y restos de botas del Ejército en la parte superior.

Ruinas de la población de Pozieres, agosto 1916.

Lucy Ballinger centra su escritura en los soldados galeses que combatieron en el Somme, concretamente en Mametz Wood. Murieron o fueron heridos 3.993 hombres.
Durante cinco días intentaron sacar del bosque a los alemanes, fuertemente atrincherados en él. Los galeses entraron en ese combate sin haber pegado un solo tiro, ni casi durante la instrucción; enfrente les esperaban soldados profesionales.


Aled Rhys Hugues ha visitado Mametz Wood todos los veranos durante cinco años desde 2009. 
Se ha encontrado con diferentes tipos de munición, granadas y detonadores. 

Fotógrafo profesional, es profesor de fotografía en el Bridgend College,  Gales. Durante los últimos treinta años ha realizado exposiciones individuales y colectivas en la Biblioteca Nacional de Gales, la Mission Galery de Swansea y en Kuala Lumpur, entre otros lugares.

Quiso captar  con una "more traditional, old camera" (entiendo que no digital) la particular atmósfera de las 80 hectáreas de bosque que recorrió: Estaba allí, y aunque yo estaba en Francia, sentía como que estaba en Gales, había una conexión.
["I was there and although I was in France I felt like I was in Wales, there was a connection."]

En estas fechas, especialmente en los últimos días, todo se mueve. 
La incertidumbre económica y política, y la violencia más totalitaria nos amenaza, y no sólo a nuestra concepción del mundo, ni a la Europa en que vivimos. Vease Bagdad y Kabul, casi a diario.

Desde estas fotografías, los árboles de Mametz Wood nos recuerdan lo peor de nuestra naturaleza, como preguntándonos qué hemos aprendido en los últimos cien años; y si vamos a aprender, juntos.




Artículo de Lucy Ballinguer, BBC News, Gales:

Página de Aled Rhys Hugues:

"Mametz Wood". Christopher Williams, 1918.