Primera edición de "Platero y yo", 1914.
(Ediciones de la Lectura).
Platero
es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo
de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus
ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo
dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico,
rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas… Lo
llamo dulcemente: “¿Platero?”, y viene a mí con un trotecillo
alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal…
Come
cuanto le doy. Le gustan las naranjas, mandarinas, las uvas
moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina
gotita de miel…
Es
tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y
seco por dentro, como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos,
por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos
de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
-Tien’
asero…
Tiene
acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.
“Platero
y yo”.
Juan
Ramón Jiménez.
Marido
de Zenobia Camprubí.
Premio
Nobel de Literatura 1956.
Ilustraciones
de Fernando Marco para la edición de 1937 incluidas en la edición
conmemorativa de Austral, 2006.
Oído
en el
programa
“El placer de escuchar”: