"Eye Love Eye" (1997) © Alain Miller
Mi ojo desciende al sexo de la amada: nos miramos,
nos decimos lo oscuro.
Nos amamos uno al otro como amapola y memoria,
dormimos como vino en las conchas,
como la mar en el rayo de sangre de la luna.
Estamos abrazados en la ventana, nos miran desde la calle:
ya es tiempo de que se sepa.
Ya es tiempo de que la piedra se avenga a florecer;
que a la inquietud le palpite un corazón.
Ya es tiempo de que sea tiempo.
Ya es tiempo.
(Del poema Corona).
Con 22 años, Paul Celan
hablaba alemán, rumano, hebreo, ruso y francés, había pasado por la experiencia
de no poder estudiar medicina en la universidad rumana por ser judío,
presenciado la ocupación de su ciudad por el Ejército Rojo y el alemán,
sucesivamente, y sufrido la muerte de sus padres en un campo de concentración.
En los años cincuenta, ya
en París, Celan se casó con Gisèle de Lestrange, artista gráfica, siendo su
principal ocupación la traducción: Apollinaire, Cocteau, Georges Simenon,
Cioran, Valéry, Artaud, Mallarmé, Nerval, Rimbaud, Ungaretti, Pesoa, Emily
Dickinson, Shakespeare… “Se sentía
desarraigado. Procedía de un país que había dejado de existir, escribía en
alemán para un público entre el que no vivía y en el que no confiaba, y residía
en una Francia que le minusvaloraba”.
En 1970, en Stuttgart,
con motivo del bicentenario de Hölderlin, “Celán, el Hörderlin de nuestro
tiempo”, como le bautizó Nelly Sachs, fue el único poeta al que se le invitó a
leer”.
Paul Celan vivía en la
Avenue Émile Zola, número 6, muy cerca del puente Mirabeau. Ese mismo año,
desde ese puente, se arrojó al Sena: “Sobre la mesa del poeta se encontró una
biografía de Hölderlin abierta por un pasaje subrayado: “A veces el genio se
oscurece y se hunde en lo más amargo de su corazón”.
Paul Celan. Obras completas. Editorial Trotta, S.A.,
2013. Traducción de José Luis Reina Palazón. Prólogo de Carlos Ortega.
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