From invisible trees:
The cloud-woods where we rush ..."
Isaac Rosenberg (1890-1918)
"Smile, smile, smile. Poemas y canciones para una contienda" fue la primera entrada que publiqué, hace ahora un año.
De manera casual, había descubierto a un grupo de poetas que habían combatido en la Primera Guerra Mundial, y de los que no sabía nada. La media de edad entre los fallecidos estaba en los veinte años.
Un periodo asombroso -antes, durante y después de la guerra- que en ciertos aspectos no hemos superado ni siquiera mejorado.
Nuestros hitos científicos, con la investigación ahora medio desmantelada, tienen en esos años sus semillas; sus intereses, compromisos y pensamiento sobrepasan nuestra época.
Más que las batallas, las cifras, incluso que la poesía, merecería la pena salir al encuentro de aquellos hombres y mujeres excepcionales, leales a sus convicciones, deseosos de una vida más cercana a la realidad y libre; libre en esa libertad que sólo facilita el conocimiento, la integridad y el respeto a los demás y el deseo del bien común.
Busqué entre los versos de Isaac Rosenberg, muy difícil de traducir con mi nivel de inglés, uno solo que diera nombre al blog, porque aunque reconozco que mi "ojo derecho" es Wilfried Owen, Rosenberg representa mejor a los millones de soldados, sanitarios y enfermeras que fallecieron.
Cuando se alistó, la carnicería de la guerra era tan que no podían ya rechazar a hombre alguno.
Lo hizo como soldado raso en uno de los bantam, batallones formados por hombres que no llegaban al 1,60; al inicio de la guerra, muchos jóvenes mineros protestaron cuando fueron rechazados por su estatura: argumentaron que así podrían cavar túneles para sorprender al enemigo; lo harían en los bantam.
A pesar de su precaria salud y su talento artístico como poeta y pintor, o quizá por ello, Rosenberg sufrió acoso por su físico, por judío, por nacer en el seno de una familia de inmigrantes. Fallecería al inicio de la inacabable ofensiva del Somme, el 1 de abril de 1918.
Pero hoy en día, dos de sus autorretratos pueden contemplarse en la National Portrait Gallery, de Londres, y en la Tate. No pude verlos cuando lo supe: habían sido prestados para un homenaje que le tributaban. Aún estaban lejos los fastos de 2014.
A pesar de su precaria salud y su talento artístico como poeta y pintor, o quizá por ello, Rosenberg sufrió acoso por su físico, por judío, por nacer en el seno de una familia de inmigrantes. Fallecería al inicio de la inacabable ofensiva del Somme, el 1 de abril de 1918.
Pero hoy en día, dos de sus autorretratos pueden contemplarse en la National Portrait Gallery, de Londres, y en la Tate. No pude verlos cuando lo supe: habían sido prestados para un homenaje que le tributaban. Aún estaban lejos los fastos de 2014.
La poesía de Rosenberg es una de las más reconocidas de entre la de sus contemporáneos, y su poema "Break of Day in the Trenches" acompaña a "In Flanders fiels", entre los más famosos.
Quiero agradecer una vez más a +Rafael Díaz Herrera aquel primer comentario (porque ¿a quién diablos le iba a interesar un blog sobre la poesía de la Gran Guerra y demás?), y que ¡me añadió a sus círculos! A nadie le sorprenderá saber que se dedica a nuestra sufrida docencia, como profesor de secundaria.
Hace unas semanas, Rafael, me enviaste una estupenda fotografía de uno de tus limoneros. Te dije que aprovecharía "una fecha" para responder a ese detalle: hoy, con esta foto de las hojas de un haya, cerca del Arboreto de El Escorial, en Madrid.
Muchas gracias a todos y a todas por la atención y apoyo que prestáis al blog. Los árboles invisibles han echado muchas hojas, y muchos brotes, en esta vuelta alrededor del sol.
La poesía estaba en los bolsillos de los uniformes de estos jóvenes poetas, y también está en lo mejor de nuestros corazones.
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