QUÉ hermosos esos cohetes que ilumina la noche
Trepan sobre
su propia cumbre y se inclinan para mirar
Son damas que
bailan con sus miradas a guisa de ojos brazos y corazones (…)
Qué hermosos
todos esos cohetes
Pero sería
mucho más hermoso si hubiera más todavía
Si hubiera
millones de ellos con un sentido completo y relativo como las letras de un libro
Sin embargo
es tan hermoso como si la propia vida surgiera de los moribundos (…)
Me parece
asistir a un gran banquete iluminado a giorno
Es un
banquete al que la tierra invita
Está
hambrienta y grandes bocas pálidas abre
Hambrienta
está la tierra y este es su caníbal festín de Baltasar
Quién hubiera
dicho que hasta ese punto se pudiera ser antropófago
Y que se
necesitara tanto fuego para asar el cuerpo humano
Por ello hay
en el aire un saborcillo empireumático que a fe mía no resulta desagradable
Pero más
hermoso sería aún el festín si el cielo participara en él con la tierra
Él sólo traga
almas
Lo cual es
una manera de no alimentarse
Y se contenta
con hacer juegos malabares con fuegos multicolores
Pero en la
dulzura de esta guerra me he deslizado con toda mi compañía a lo largo de las
largas trincheras
Algunos
gritos llameantes anuncian sin cesar mi presencia
He excavado e
lecho por el que me deslizo ramificándome en mil riachuelos que a todas paren
van
Estoy en la
trinchera de primera línea y sin embargo me encuentro en todas partes o mejor
dicho comienzo a estar en todas partes
Yo soy quien
comienza esta historia de los siglos venideros (…)
Yo lego al futuro la
historia de Guillaume Apollinaire
Que anduvo en la guerra y
supo encontrarse en todas partes
En las felices ciudades de
la retaguardia
En todo el resto del
universo
En quienes pataleando en las
alambradas mueren
En las mujeres en los
cañones en los caballos
En el cenit en el nadir en
los 4 puntos cardinales
Y en el ardor singular de
esta vela de armas
Y sin duda sería mucho más
hermoso
Si yo pudiera imaginar que
todas esas cosas en cuyo interior por dorquier me encuentro
Pudieran también ocuparme
Pero en este sentido aún no
hemos llegado a nada
Porque si bien en todas
partes estoy en estos momentos sin embargo el único que en mí se encuentra soy
yo
Fragmentos de “Maravilla de la guerra”, fechado en diciembre
de 1915.
Interior del Casino de Mónaco, 1900
Apollinaire, no reconocido por su
padre, se identifica en "El encantador puetrefacto" con Merlin, que tampoco conoció al suyo.
Poco antes de iniciarse la guerra,
conoce a “André Level, un hombre prestigioso, crítico y amante de la pintura
(…) establece con él una relación casi paterno-filial”. En sus cartas, “le pide
lo que necesita, incluso calcetines, medicinas, remedios contra los piojos,
papel, plumas, algo que no se atreve a pedir ní a sus novias ni a su madre, y
además le insiste para que le recomiende en un puesto en la infantería. Este
padre sustitutivo no le abandonará hasta su muerte (…)”
“Hay en él y en su obra algo muy
profundo y doloroso (..) que Madeleine [Pagés], su novia durante la guerra [ver
entrada del 13 de abril], notó inmediatamente cuando lo conoció en un tren (“il
ferme les yeux et parait soudain triste et fatigué, je suis bouleversée par ce
visage, jamais je n’ai vii exprimer tant de choses á un visage aux yeux
fermés”),
* Cierra los ojos y parece de
repente triste y cansado, me conmueve ese rostro, jamás ví expresar tantas
cosas a un rostro con los ojos cerrados.
Tristeza y dolor que confirma tras
leer “Alcools; (…) pero Apollinaire lo niega porque (…) tiene siempre
tendencia a negar sus debilidades, sobre todo cuando son otros los que se las
hacen ver (…)”
Retrato de Maurice de Vlaminck, 1903
Es
reconocida por diversos especialistas (Burgos, Adéma, Durry, Davies, Jane…) la “fuerza destructora de su
madre (…)" Retrato de Maurice de Vlaminck, 1903
Con su madre vive “una relación
fisica y pasional a través de los azotes y de los castigos físicos, y el joven
poeta se angustia entre la culpabilidad que le produce el deseo de su madre y
la atracción y el odio hacia ella. Y estos fantasmas producen una
desorientación, un desorden y una violencia que configuran la personalidad de
Guillaume. En todo caso, el incesto será una de las obsesiones que aparecen con
frecuencia en su obra.”
“(…) La oscilación entre actitudes de crueldad y momentos de aparente ternura
que, en realidad, sólo son juegos caprichosos en los que el verdugo trata a su
víctima como un niño, un objeto con el que se divierte, aunque ésta desee
interpretarlos como muestras de interés y de amor (…)
"El había conocido este tipo de actitudes y las repetía como algo habitual (…) las frases que tanto repite [a sus amantes], son frases sin consistencia, frases automáticas, las mismas que escuchó durante su infancia, que permanecen almacenadas intactas en un archivo de su memoria y que vuelven a aparecer espontáneamente en cuanto siente de nuevo lo que él imagina amor pero que sólo es pasión o más bien una tensión extraordinaria”.
Estudio para retrato de G. Apollinaire. Louis Marcoussins, 1912
"El había conocido este tipo de actitudes y las repetía como algo habitual (…) las frases que tanto repite [a sus amantes], son frases sin consistencia, frases automáticas, las mismas que escuchó durante su infancia, que permanecen almacenadas intactas en un archivo de su memoria y que vuelven a aparecer espontáneamente en cuanto siente de nuevo lo que él imagina amor pero que sólo es pasión o más bien una tensión extraordinaria”.
Estudio para retrato de G. Apollinaire. Louis Marcoussins, 1912
La correspondencia, con frecuencia
simultánea, con Lou [Louise de Coligny] y Madeleine, “pone de relieve la
profunda violencia con la que Apollinaire intenta superar su angustia y su
inseguridad personal, una violencia que llega a provocar en el poeta reacciones
sádicas o masoquistas de un alcance impresionante (…) su masoquismo determinó
incluso su aspecto físico, su proverbial y particular gordura, así como su
glotonería, tan vinculada a la violencia y al erotismo”.
En la guerra “vuelve a recuperar (…)
las situaciones de violencia vividas en los primeros años de su vida y las
proyecta, distorsionándolas y agravándolas aún más con su imaginación. La
guerra le produce un miedo presente, pero la amenaza que provoca la angustia
del poeta se encuentra en su pasado" [resaltado en negrita en el original].
“Todo
ocurre en la imaginación de Guillaume. Distorsiona a las mujeres, las
transforma según el miedo, la regresión infantil o la excitación del momento.
Ellas en sí no son nada más que la imagen que el poeta quiera darles. Y con
frecuencia las ve pérfidas y crueles, así se horroriza y se excita con ese
horror (…); él corre desesperadamente al encuentro del amor, pero se le escapa
siempre".
A su madre
“le gustaba pasearse por su casa con una fusta en la mano [como si fuese el
único menaje y no sólo únicamente para las bestias *]
"Apollinaire herido". Pablo Ruiz Picasso, 1916
"Apollinaire herido". Pablo Ruiz Picasso, 1916
“Unas veces, como es el caso de Annie Playden, la violencia tomará la forma de amenazas y de persecución, y otras se volverá contra él, como con Lou, con la que tras una etapa de sadismo y de intento de dominación caerá en una vergonzosa sumisión. Y, al contrario: en cuanto desaparece el interés se acabarán también la dominación y la violencia, como ocurre con Madeleine (…) detenido en las experiencias de su infancia, no concibe la excitación sin la violencia”.
A ella le
había escrito: Yo soy, vosotros lo sabéis, autoritario ... tú me obedeces
pasionalmente, tú deseas mis órdenes más violentas, tú deseas mi violencia * Y “la usará, la escandalizará, le transferirá
la violencia y la angustia que le produce la guerra, abusará de ella y después
la dejará sin ninguna consideración (…) nunca le explicó claramente los motivos
para terminar la relación; solo se escudó (…) en su condición de herido de
guerra para decirle que sus sentimientos en todos los sentidos habían
cambiado”.
Madeleine no existía tal como él la
había inventado a su medida para exaltarse, y la sexualidad que le inspiraba
era sólo fruto de su imaginación; y esa exaltación excesiva que él mismo
creaba, sólo podía darle, igual que la droga, una euforia artificial
En el momento de su muerte, le acompañaría su amigo Pablo Ruiz Picasso. No llamaría a su madre: “Nunca [tuvo] una relación natural con ella, sino una relación instalada en la manipulación, en el masoquismo, en la sumisión y en la violencia”.
Aprendemos que el ideal es trabajar
con la realidad de los hechos. Pero para Guillaume Apollinaire, la imaginación
fue su mejor defensa y su arma.
Fuentes
"Guillaume Apollinaire. Caligramas." Edición, traducción y notas de J. Ignacio Velázquez. Ediciones Cátedra, S.A., 1987.
"Guillaume Apollinaire. Caligramas." Edición, traducción y notas de J. Ignacio Velázquez. Ediciones Cátedra, S.A., 1987.
“Apollinaire
y la guerra”. María Elena Fernández-Miranda. Bruselas, 1999.
(*)Traducción fragmentos de D. Corzo.El París de Guillaume Apollinaire:
http://www.wiu.edu/Apollinaire/Promenade_interactive.htm
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