Había primera, segunda, tercera clase.
Había
primera, segunda y hasta tercera clase.
Como en los
trenes con asientos de madera
y los
buques que no se hundían.
Había
primera, segunda y tercera clase, y yo.
Navegué tímidamente
tu cuerpo
hasta que caí al mar.
© Esther González
Fotografías:
tejiendoelmundo.blogspot.com
asturmayte.blogspot.com
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