El tiempo ha corrido contra mí estos últimos días, o yo he sido más lenta de lo habitual. La entrada que tenía medio preparada se retrasa.
Así que recurro a uno de mis poemas, inconscientemente escrito -quizá hasta algo premonitorio- en el año 2000, después de visitar el coro de una catedral y fijarme en las imágenes talladas en la sillería.
Saludos.
Así que recurro a uno de mis poemas, inconscientemente escrito -quizá hasta algo premonitorio- en el año 2000, después de visitar el coro de una catedral y fijarme en las imágenes talladas en la sillería.
Saludos.
Pero sólo podía ser vista
desde lo alto.
En el suelo
qué oscuridad, cuánto
rincón secreto.
En el coro
un jinete mono montando un
caballo,
una dama sin velo curando
al unicornio herido,
un mono que alimenta a un
búho.
En el mercado
un corro de monos
preparando el nuevo milenio,
lo que ha de
pasar, lo que hay que celebrar,
lo que hay que
comprar
y vender.
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