martes, 23 de junio de 2015

Poeta de guardia XXXIII: Ted Hugues.


                                WODWO

¿Quién soy aquí husmeando, dando vuelta a las hojas,
siguiendo una pálida mancha en el aire hasta la orilla
    del río?
Me meto en el agua. Quién soy al dividir
el grano cristalino del agua buscando protección veo
    el lecho
del río por encima de mí al revés muy claro
¿Qué estoy haciendo aquí en el aire? ¿Por qué encuentro
tan interesante esta rana al inspeccionar su más 
    secreto
interior y hacerlo mío? ¿Me conocen
estos juncos e intercambian mi nombre me han visto
antes, encajo en su mundo? Parece
que me separo del suelo y no enraizado sino 
    caído
de nada casualmente no tengo hilos
que me aten a nada puedo ir a cualquier sitio
parece que me han dado la libertad 
de este lugar ¿qué soy entonces? Y coger
trozos de corteza de este tronco podrido no me da
placer y no sirve para nada ¿por qué lo hago entonces?
mi yo y hacer esto han coincidido muy
extrañamente
Pero cómo me llamarán soy el primero
tendré un propietario qué forma soy qué
forma soy soy grande si avanzo
al final de este camino más allá de estos árboles y más allá 
de estos árboles
hasta caer cansado tocando un muro mío
por ahora si me siento tranquilo cómo se para
todo para mirarme a mí supongo que soy el centro
exacto pero todo esto qué es son raíces
raíces raíces raíces y otra vez el agua
todo muy extraño pero seguiré buscando



"... Casi nada que ver [su poesía] con nada ni con nadie, excepto con antecedentes claros como Whitman o Lawrence, o con una especie de radical búsqueda de un lugar nuevo para el hombre en una naturaleza no devastada ni desnaturalizada. Los escenarios de cazador y pescador de su infancia renacen con una fuerza salvaje, incómoda, de una aspereza naturalista a veces insoportable  (...) con el fin de reconocer la manera con que la vida se expresa lejos de las convenciones que la desnaturalizan y privan de autenticidad."

"Antología esencial de la Poesía inglesa". 
Introducción, selección y traducción de Angel Rupérez.
Colección Austral. Espasa Calpe, S.A., 2000.

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Ted Hugues describe al wodwo en su ensayo "Learning to think" (Poetry Is, 1970), como una especie de criatura mitad hombre, mitad espíritu animal de los bosques.
"Woodwo" fue publicado en 1967. 

lunes, 15 de junio de 2015

Poeta de guardia XXXII: Rosa Chacel.




A Nikos Kazantzakis

Yo me encontré el olivo y el acanto
que sin saber plantaste, hallé dormidas
las piedras de tu frente desprendidas,
y el de tu búho fiel, solemne canto.

El rebaño inmortal, paciente al canto
de tus albas y siestas transcurridas,
las cuadrigas frenéticas, partidas
de tus horas amargas con quebranto.

La roja musa airada y violenta,
la serena deidad épica y pura
que donde tú soñabas hoy se asienta.

De estas piezas compongo tu escultura.
Nuestra amistad mis años mismos cuenta:
de ti hablaban mi cielo y mi llanura.




Cuando Rosa Chacel y su marido regresan de Italia, en 1927, "nos encontramos con que había un movimiento literario del que estábamos perfectamente informados. Conocíamos sus albores desde el 20 y habíamos seguido desde Roma su marcha triunfal."

 Retrato de Rosa Chacel, por Timoteo Pérez Rubio

Se había casado en 1921 con el pintor pacense Timoteo Pérez Rubio; pensionado de la Academia de España en Roma, permanecieron en  la capital italiana esos seis años, realizando viajes cortos a algunos puntos de Europa, como  París, donde frecuentaban la casa de Max Ernst y conocieron de primera mano el surrealismo.

Sala del Museo del Prado, durante la Guerra Civil

En marzo de 1937, Rosa y su hijo Carlos parten hacia París, mientras Timoteo Pérez Rubio continúa en España: Será uno de los responsables de la evacuación de obras del Museo del Prado y otros museos y colecciones particulares, y de la seguridad de su periplo hasta su depósito en la Sociedad de Naciones en Ginebra, Suiza.

En 1938, Rosa se dirige a Grecia, donde coincide con su amiga Concha Albornoz. Ambas se alojaron en la casa de Eleni y Nikos Kazantzakis.

Rosa Chacel realizó la versión castellana de "Libertad o muerte", de Kazantzakis, publicada en Buenos Aires en 1957.

"Yo, francamente, no distingo lo que hay dentro de mi cabeza de lo que queda escrito. Lo que te puede dar una idea de este hecho son aquellos poemas que escribía andando con mi padre..."
"[Desde los 12 años hacía versos] Pero no los escribía, tampoco [...] Los hacía, generalmente, paseando con mi padre hasta la Puerta de Hierro. Íbamos callados (...) Cuando había que cruzar una calle, mi padre me cogía del brazo para que no me atropellara un coche (...) cuando volvíamos a casa yo había hecho un poema."

Estatua de Rosa Chacel en la Plaza de Poniente de Valladolid
Fotografía: Rondador, 2007, licencia Creative Comons


“Antología de poetisas del 27”. Edición, introducción y notas de Emilio Miró. Editorial Castalia, 1999.
“Rosa Chacel: premio nacional de las letras españolas, 1987.” Anthropos. Ministerio de Cultura, 1990.
https://books.google.es/books?isbn=8476582161